miércoles, junio 24, 2009

QUISIERA (Parte II)

Quisiera tener la respuesta a todo, al menos a las preguntas que me hago todos los días: ¿Si muriera en este momento iría satisfecho a rendirte cuentas? ¿Puedo hacer de mi mundo algo mejor?

Tu miopía no te deja ver que cada pregunta tiene una respuesta, guardada con celo en el fondo de tu corazón. Bien adentro sabes que tan afirmativas son las respuestas como las ganas de sentirte menos; sólo estás esperando que alguien satisfaga tu ego y te diga lo especial que eres para el mundo pues ya no tu propio aliento es suficiente para tanto delirio de grandeza.

Quisiera abrir mis ojos y ver al lado mío el amor de mi vida y que ante una sonrisa mía provocara su abrazo y no me soltara jamás.

Será preciso que portes un espejo pues a quien debes primero tanto afecto SINCERO es a tí para luego darte a los demás. A veces te amas de manera tan devota que sólo quieres alguien al lado sólo para que te confirme lo especial que eres. Otras veces te quieres tan miserablemente poco que crees que no existe alguien en el mundo que ni por necesidad quiera estar con alguien como tu.

Quisiera convencerme que la felicidad no está en un fajo de billetes sino en un fajo de sueños realizados, que mi papel en este mundo no es verde y marrón sino transparente y ligero, como el que tú utilizaste para envolvernos cuando llegamos a este mundo.

Tu felicidad como la del resto de mortales no se mide en pesos ni quilates. Pero para entenderlo deberás desintoxicarte para así ver en cada obra que haces a nombre de Dios la felicidad que todo el mundo persigue. Recuerda que cuando te mueras no llevarás consigo más que tus méritos ante Dios.

Quisiera poder hacer de este manojo de miedos un espantapájaros y mantener libres de sufrimientos todas mis praderas. Tener la seguridad que todo cuanto quiero lo puedo lograr.

Tus miedos hacen parte de tu baja autoestima. ¿Qué debe pasar para que te des cuenta de todo lo que eres capaz? Confía en tus virtudes, esas que sabes que existen pero no reconoces porque nadie te las ha exaltado.

jueves, junio 18, 2009

QUISIERA (Parte I)

Justo ahora que he espantado mis angustias, te sientas al lado mío, en el lugar desde donde acosaban mis pensamientos, y te atreves a preguntarme cómo quiero sentirme? Pues te diré:

Quisiera reír menos y llorar más pues por reír tanto es que he perdido el sentido de las proporciones y ya no distingo lo que me duele de lo que me hace trizas.

No lloras porque no quieres, pues tienes tanto miedo a ver caer un castillo de naipes que no has visto la fuerza de tus cimientos.

Quisiera que esas voces se callaran por un momento y me dieran al menos un segundo que dure media vida para estar en paz. Con todo y que sus intenciones son las mejores, quiero que todos esos sueños se calmen un poco y me dejen pensar realmente cómo los puedo dar a luz.

Dale uno a uno la palabra, para que sin tanta bulla, te expresen qué quieren ser y a donde llegar.

Quisiera que todo fuera más fácil. Que la ansiedad se curara con dos cucharadas de limón y que una pena de corazón se aliviara con agua fría en los pies.

Todo es fácil pero no lo ves porque te gusta complicarte. Cada situación tiene un principio y un final, pero te enredas porque en el fondo no quieres que terminen. El dolor te complace pues así crees que generando compasión alguien se fijará en ti.

Quisiera que los problemas no fueran tan grandes como mis ganas de dormir eternamente y que por un momento al menos, esa nube perezosa se corriera para que el sol ilumine mi cabeza y cualquier pensamiento oscuro quede sin lugar donde habitar.

Eres tu quien decide albergar pensamientos oscuros y dejarlos crecer cuando la esperanza pierde la pelea y no te insiste más. Si por un momento dieras la palabra sólo a la fe, estarías más lejos.

miércoles, junio 17, 2009

Balada al mal genio - Mario Benedetti

Hay días en que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.

Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.

Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.

Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.

Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta.

Acerca de mí

Diseñador gráfico de la UJTL de Bogotá, Colombia. Convencido que algo nuevo se aprende todos los días y mejor aún, no se puede callar. A alguien le servirá.

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